jueves, 29 de enero de 2009

La felicidad

No la voy a definir, porque creo que tiene tantas definiciones como seres humanos sobreviven.
Por lo tanto, quien lea, piense en la suya y adapte el texto como más le guste.

Siempre afirmo que la felicidad, como un estado constante, permanente, no existe.
Que sí, existen momentos felices.
Momentos incluso de días o meses, que terminan, para transformarse en otros estados.
Por eso, buscar la felicidad, como una meta, como un fin, me parece un derroche de energías.

¿Qué podría llevarnos a un estado de felicidad plena y permanente?
¿Otra persona? ¿Lo material? ¿Lo espiritual?
De ese modo, llegaríamos a una felicidad dependiente.
Cuando desaparece el vínculo, por la causa que sea, ésta termina.
Sólo habremos vivido momentos felices.

Entonces... veámoslo desde una mirada individual.
¿Cómo hago a ser feliz para siempre, sin depender de nadie?
¿Qué es lo que me hace feliz, por mí mismo?
Ahí entran en escena tres parámetros relacionados: pensar, sentir y actuar de la misma forma.
Es decir, vivir con unidad interna.
Cuando vivimos con unidad, cuando hacemos lo que sentimos y pensamos (y las otras combianciones) somos felices.
Cuando entramos en contradicción. Cuando pensamos de un modo y actuamos de otro (y también con las otras combinaciones) nos sentimos mal. Tal vez tengamos ciertas sensaciones placenteras, pero nos engañamos. No somos felices.

Bien, ya tenemos la fórmula: pensar, sentir y actuar de la misma forma.
Si vivimos con unidad y armonía interna, seremos felices plena y eternamente.

Ahora... seamos sinceros... ¿Cuántos de ustedes, mis estimados miles de lectores, logran implementar la fórmula completa?
No un día, ni un mes... ¿sino en modo permanente?
¿Quién puede afirmar con total libertad que vive con unidad interna?
No un día, ni un mes.
¿Quién no ha transado algunos de los parámetros, a cambio de hacer más llevadera una situación?
¿Qué tan a menudo lo hacen?
Cada vez que eso ocurre... surge la contradicción... y adiós felicidad permanente.

Entonces... la fórmula es un éxito para lograr... momentos felices.

Vivamos el mayor tiempo posible en unidad interna.
Pensemos, actuemos y sintamos, cada vez que el mundo nos deje, en forma armónica.
Eso nos garantizará unos hermosos estados de felicidad.
Mientras duren.

Nos leemos!

miércoles, 28 de enero de 2009

El sueño


Las lágrimas brotaron cálidas, mientras el sollozo, imposible de reprimir, hacía vibrar sus lábios trémulos.
No era un llanto de tristeza, o congoja... Ni siquiera parecía haber un motivo para llorar...
Pero las tenía allí, acumuladas, presionando... y sintió la necesidad de soltarlas.

Él, recostado a su lado, la atrajo con un abrazo firme, protector y dejó que la cabeza de ella reposara en su pecho.
Comenzó a acariciarla suavemente, a besar su cabello, tratando de transmitir toda la ternura de la que fuera capaz.

Poco a poco, el llanto fue tornándose más sereno. Pero él no disminuyó sus caricias.
Incluso, la siguió acariciando cuando notó que ella se había dormido.
Cubrió su fresca desnudez con una sábana y se relajó, tranquilo, disfrutando de ese cuerpo tibio pegado al suyo.

En su corto, pero profundo sueño, ella flotaba sobre campos azules y amarillos. Sobre cristalinos arroyos, que descendían de cerros inalcanzables.
El sol doraba todo lo que tocaba, un calor de bienestar, de placer.
Luego, descendía de ese vuelo, sobre mantos de hojas secas, a la orilla de un bosque de robles añosos.
Su gata, ¿qué hacía esa gata allí?, se acercó, con sus frecuentes ronroneos.
Ella, se dejó caer sobre las hojas, alegre, satisfecha, bebiéndose todo el día y el paisaje que la rodeaba.
Estiró una de sus manos, y comenzó a jugar con los pelos de la gata...

Entonces despertó, y notó que sus manos estaban enredadas en el pecho de él...
Ese pecho viril, que había absorbido cada una de sus lágrimas.

La observó, conmovido, y con una sonrisa apacible le susurró: "Seguí durmiendo..."
Pero ella, regresando del bosque y de las hojas secas, sabía que ya tendría mucho tiempo para dormir, y para llorar.

Esa noche, su sexo fue manso, reposado. Se tomaron tiempo para paladearse, para libar sus mieles, para recorrerse y encontrar uno por uno sus sentidos.

El sol, tímido, comenzó a colarse por la ventana del amanecer...

Nos leemos!!!

martes, 27 de enero de 2009

Una bisagra...

¿Qué hago? ¿Borro todas mis entradas? ¿Dejo este blog triste y abandonado y abro otro?

Escribo esto porque tengo ganas de teclear cossas nuevas.
Cossas que tal vez no tengan nada que ver con la programación... porque con casi 24 años de aprendizaje continuo, ya estoy bastante saturado de código, análisis, más código, bugs...
Obvio que sigo viviendo de la informática... Aunque mirando un poco alrededor... si hubiera sido plomero/gasista/albañil, tal vez mi situación económica sería más cómoda :)
Y no estoy criticando profesiones... sólo comparo algunos ingresos habituales en ésta, con los presupuestos que se ven por allí para arreglar un inodoro...

Bueno, el tema es ése. Que no voy a escribir más sobre informática. O sí... qué se yo.
Está claro que las cossas no se separan tan fácilmente.

¡También es muy seguro que a nadie le importe lo que yo escriba!
En realidad, lo hago sólo para mi.
Así que cualquier comentario de adulación o defenestración sobre mis palabras, me tiene sin cuidado.
Bah... a los de adulación seguramente los responda :)
Y ya que estamos, a los que me critiquen los perseguiré en sus propios blogs, destruyendo cada una de sus entradas.

Así que, volviendo a mis preguntas iniciales... Me contesto: dejo todo como está y sigo escribiendo arriba del Father Joe.

El que quiera conocer algo de lo que hice, o de dónde vengo, puede leer posts anteriores.
¡Desde ya les aviso que no van a aprender nada!

Y ahora termino esta entrada bisagra.

Lo anterior, malo o bueno, ya está escrito.

Lo que sigue, sin dudas será pésimo... pero distinto.

Y al final de todo... hacer cossas distintas en la vida, nos da la adrenalina necesaria para seguir adelante ;)

¡Nos leemos!